Los piquetes del
desconcierto hablan de campesinos de 4 X 4, peque�os productores
de 300 hect�reas de soja y de un campo que no es campo.
Los cortes de ruta diseminados
por toda la geograf�a provincial de la �ltima semana,
donde grandes m�quinas y algunos hombres intentan poner a
consideraci�n p�blica una supuesta situaci�n
de injusticia ante las medidas tomadas desde el gobierno nacional,
dan cuenta de la hipocres�a profesada a la hora de hablar
del campo, de nuestro campo.
Las organizaciones ruralistas (FAA, CRA, CARTEZ, SRA) de C�rdoba
se paran desde una posici�n de representaci�n del
sector rural hasta con la intenci�n de llegar a un juego
maniqueo en la dualidad campo-ciudad. Ellos hablan de un campo de
trabajo, de esfuerzo, de productividad, de alimento, que vendr�a
a sustentar el consumismo urbano centrado en el usufructo de los
servicios y del confort. Ahora bien, en ese an�lisis, que
es precisamente el que ha generado la discusi�n en los medios
de comunicaci�n, se esta negando la verdadera y profunda
realidad de la situaci�n actual: la del campo profundo y,
si se quiere, de la ciudad marginada.
Mientras estas organizaciones reclaman no m�s que el dinero
que les permitir�a continuar con la renovaci�n de
los modelos de sus camionetas a�o tras a�o y seguir
sumando propiedades inmobiliarias en la Ciudad, el campo profundo
y la ciudad marginada se debaten su supervivencia.
EL CAMPO
PROFUNDO
Las organizaciones campesinas de la provincia de C�rdoba
nucleadas en el Movimiento Campesino, venimos reclamando desde hace
ya m�s de ocho a�os medidas pol�ticas profundas
que impidan de una vez y para siempre la extinci�n del campo.
Y aqu� hablar de campo es hablar de
vida rural, no de negociados rurales.
Empezando por la problem�tica de la tenencia de la tierra,
que precisamente no se soluciona con medidas econ�micas de
retenciones o de recurso para la compra o la venta, sino con el
reconocimiento ancestral de la tenencia de la tierra en manos de
quien la trabaja. Cuando hablamos de un campesino que comienza su
jornada antes que el sol para mantener su producci�n de alimentos
que despu�s de injustas intermediaciones termina en el plato
del habitante confortable de la ciudad o del sojero, que precisamente
no consume milanesas de soja, o incluso del marginado de la ciudad,
hablamos de otra econom�a, de otra vida que hasta el d�a
de hoy, solo se ha dedicado a luchar para sobrevivir.
Nuestra historia como Movimiento ya vivi� piquetes, ya vivi�
reclamos variados, ya vivi� movilizaciones y las seguir�
viviendo porque las injusticias a las que estamos sometidos no se
solucionan con un paro ni con miles. La posibilidad de que cada
familia parada sobre esta tierra pueda acceder a situaciones de
igualdad, en armon�a con otras familias y con el ambiente
del cual somos un elemento m�s, nos habla de un largo camino
a recorrer, que en su debido momento puede optar por los mismos
m�todos de quienes hoy reclaman engordar a�n m�s
sus bolsillos.
El campo profundo, nuestro campo profundo, no el de los que hoy
est�n bajo un toldo mientras sus grandes maquinarias atraviesan
el asfalto, ha demostrado que a pesar de las nefastas condiciones
estructurales de producci�n y comercializaci�n, tiene
capacidad para abastecer a la provincia de los cabritos de fin de
a�o, de los terneros que se engordan
en los “feed lots” propiedad de los piqueteros oligarcas,
de la miel org�nica que corri� la soja de la pampa
y tantas otras cosas m�s. Tambi�n a demostrado que
a pesar de poder movilizarse cada tanto, no abandonar� la
lucha hasta lograr repoblar el campo en pos de una sociedad m�s
justa, repoblar ese campo que los sojeros convirtieron en desierto
con el amparo del sistema econ�mico que rige nuestro pa�s
desde hace tanto tiempo.
El campo profundo reclama tierra. Reclama que esa tierra que es
nuestra, sea reconocida por quienes tienen el poder, precisamente
como nuestra, como el La Rinconada, La Envidia, Ca�ada Larga
y El Medanito, por citar algunos casos.
El campo profundo reclama que no se destruya m�s nuestro
medio ambiente. Reclama ese medio ambiente donde desarrollamos nuestra
vida y que permitir� que nuestros hijos, los hijos de la
ciudad y los hijos de los sojeros puedan seguir viviendo.
El campo profundo reclama agua. Reclama esa agua que es nuestra
y no tenemos, para poder producir, para que esa agua no se transforme
en el petr�leo del futuro en manos de Roggio y Suez.
LA CIUDAD
MARGINADA
�Qu� se dice de la ciudad marginada por estos d�as?
�Porqu� no se dice que los piqueteros fashion son
responsables de haber depositado miles de campesinos en los bolsones
de la pobreza urbana? �Porqu� no se dice que el sistema
judicial actual act�a en sinton�a?
Sin duda, no hay pol�ticas para frenar el �xodo hacia
las ciudades. Y eso no depende de las retenciones. Que el campo
se muera no depende del aumento o la disminuci�n de las retenciones.
Depende de un modelo de provincia y de pa�s. La FAA no dice
por estos d�as que sus afiliados, con la complicidad del
sistema pol�tico y jur�dico de la provincia, desaloja
campesinos en los departamentos del norte, como en el caso de Do�a
Ramona Bustamante. Campesinos que indefectiblemente terminar�n
sobreviviendo en la ciudad marginada, a base de bolsones y planes
sociales que se pagan con las retenciones.
La ciudad marginada tambi�n esta compuesta por miles de trabajadores
rurales que, sojizaci�n mediante, quedaron desempleados.
�De que econom�a regional habla la Sociedad Rural
de Jes�s Mar�a? All�, en esa ciudad, imperio
ideol�gico de la expansi�n de la frontera agropecuaria
en el norte del pa�s, desaparecieron los peque�os
productores y no precisamente por obra de las retenciones, sino
por obra de su propio plan corporativo de concentraci�n de
la tierra. No olvidemos que esa sociedad rural aplaud�a con
furia el plan econ�mico de Videla y Mart�nez de Hoz.
En esa misma ciudad hoy, muchas familias est�n en pie de
guerra por ver a sus hijos intoxicarse todas las semanas con los
agrot�xicos que los sojeros lanzan sobre sus vecinos, y hasta
sobre s� mismos, en un claro ejemplo de barbarie.
En resumidas cuentas, si la ciudad marginada tuviera que reclamar
por la utilizaci�n del dinero que hoy hay en el pa�s
las rutas se cortar�an los 365 d�as del a�o
y en vez de cosechadoras en el asfalto habr�a bicicletas
como en el 2001.
EL PRINCIPIO
DE LA NEGACION
En definitiva, las sociedades ruralistas pretenden llevar este juego
de reclamos y discursos a un duelo entre el gobierno y ellos, intentando
poner al “com�n de la gente” de su lado y con
esa intenci�n niegan la existencia del verdadero reclamo
que debe emerger desde la sociedad.
En ese juego, la FAA se atribuye la representaci�n de los
peque�os productores. Entonces, si un productor de 300 hect�reas
de soja es peque�o, �Qu� tipo de productor
es aquel que tiene 30 cabras o un sembrad�o colectivo de
ajos y cebolla? Es m�s, ese mismo eje de an�lisis
nos lleva a cometer errores conceptuales que tambi�n son
el sustento discursivo de este paro. Los peque�os productores
de la FAA no producen alimentos en beneficio del pueblo, producen
forrajes para la especulaci�n en el mercado externo. Nuestro
campo negado en este paso no piensa en el comercio exterior, por
eso est� lejos de discutir retenciones. Si la patriada ruralista
fuera tal no tendr�a problemas con las retenciones porque
producir�a para nuestro mercado interno, mercado interno
que hoy se caracteriza por las g�ndolas vac�as y los
tomates a 10 pesos el kilo.
De igual manera, como se entiende que la FAA que se atribuye la
representaci�n del peque�o productor y se sit�a
en el rol de la v�ctima m�s v�ctima de este
cruel gobierno, genera alianzas largamente sostenidas en el tiempo
con la oligarqu�a terrateniente de la Sociedad Rural. A ver,
despacio … alguien que se insin�a rebelde y contestatario,
que hasta nos habla de reforma agraria, se sienta hoy a planificar
piquetes con la oligarqu�a golpista …
Al margen de este y de todos los paros y acciones que realice la
alianza sojera, que por una lado despotrica contra el gobierno y
por el otro le pide planes, programas y cargos, es necesario que
se replantee una discusi�n m�s profunda sobre el campo
y las ciudades. Y justamente, que en esa discusi�n lo negado
y lo marginado, tambi�n sean de la partida.
Norte y Noroeste de C�rdoba,
20 de marzo de 2008-03-29
MOVIMIENTO CAMPESINO DE CORDOBA
[email protected]
Dentro del Movimiento Nacional Campesino
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